Me daba cuenta de que cuando estaba con otra persona me trataba con despotismo y sin embargo, cuando estábamos solas, en la intimidad, se portaba conmigo de modo diferente. — escuché de inmediato la voz, que cuando me trataba con despotismo adquiría un tono un poco chillón, de mi joven señorita. Cuando los hube recogido todos me levanté para arrojarlos a una papelera y entonces escuché el ruido que hizo la sandalia al golpear contra el suelo. Gilbert no pudo impedir su gesto y la carta se retorció en las llamas, hamaca bebe niño hasta convertirse en una telita negra que cayó hecha añicos. En ese instante vi la mano de mi ama Selma que tenía un pequeño plato en el que había puesto unos restos que habían sobrado de las bandejas que les habían servido. De nuevo vi la mano de dedos regordetes aunque bien cuidados de la joven de la mesa de al lado que volvía a arrojar unas cuantas migas al suelo.
— le dijo y descruzando la pierna bajó el pie desnudo hasta apoyar la planta sobre la cabeza de la esclava que seguía lamiendo el suelo — ¡ No pude evitar girar la cabeza y vi que la esclava de la mesa de al lado me miraba con envidia. Su pequeña esclava, sin que nadie le dijera nada, se puso bajo la mesa, a los pies de su ama. Yo seguía allí, bajo la mesa, esperando por si su sandalia volvía a desprenderse de su pie. Cogí la bella sandalia de mi ama y cuando se la iba a calzar vi que justo bajo la planta tenía un pequeño hilo, como una hebra pegada. Ahí abajo estaba un poco oscuro pero había claridad suficiente para que pudiésemos vernos. Un poco tiempo dejé el plato que me había dejado en el suelo mi ama limpio como la patena. Selma tenía una pierna cruzada sobre la otra y la movía con parsimonia con lo que la sandalia se balanceaba sobre la punta de su pie. — oí claramente que la muchacha ordenaba a su pequeña esclava al tiempo que le daba una ligera patada en la cara con el pie que mantenía cruzado sobre la otra pierna.
Después de eso le puse la sandalia y al instante la señorita volvió a balancear la pierna. La manita de la señorita Analía se movió con rapidez para abofetear el rostro de su esclava. Acababa de desprenderse del pie de la señorita Selma. Selma se agachó un poco y depositó el plato en el suelo. — le gritó viendo que tardaba en acercarse y señalando el suelo a sus pies con el extremo de su fusta. —Quédate en el suelo, bajo la mesa, seguro que se me vuelve a caer — escuché la voz de mi ama y una de sus risitas tontas que dejaba escapar cada vez que se le ocurría algún comentario humillante. Y deja ya los paquetes en el suelo, estúpida…! Escuché el crujido de un hueso y el chico dio un gran grito de dolor y se derrumbó de a poco de rodillas al suelo, con las dos manos en la nariz. —¡No te quedes ahí como un pasmarote y recoge todo lo del suelo, estúpida!
— me recriminó mi joven dueña. — oí que la joven comentaba a su madre. La hamaca para bebés con arco de juegos Chicco Hoopla tiene un asiento reclinable amplio y acolchado que proporciona que el niño esté confortable. Con nombres como balancín, sillón, butaca, hamaca y silla mecedora, este mueble es un asiento con un arco de madera o metálico en sus patas, también llamado “balancín”. Puedes usar la hamaca para tu bebé desde su nacimiento hasta los 2 años de edad. El movimiento de balanceo repetitivo ayuda al bebé a relajarse. Primero sirve como hamaca o sillita fija con juguetes colgantes que el niño puede tocar, pero a medida que el bebé crece, la barra de juguetes se puede sacar fácilmente para convertir el asiento en un balancín. — escuché la voz de mi ama impaciente y me dio un golpe con la planta desnuda de su pie que me acertó en los labios, produciéndome un vivo dolor. —Gracia, ama Selma — contesté sin levantar la mirada del suelo.